Nosotros

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Un concepto diferente de hacer turismo

Cuantas veces uno siente la necesidad de romper con las estructuras y hacer algo distinto, algo fuera de lo normal. Cuando por fin uno se anima a ser “un poco loco” y tiene además la fortuna de cruzarse con otra persona con las mismas inquietudes y falta de cordura, pueden surgir cosas maravillosas como lo que sucedió en esta historia.

jueves, 30 de mayo de 2013

Veracruz

Dejando Tabasco pasamos al extenso Estado de Veracruz, ingresando por la ciudad costera de Coatzalcoalcos y desviándonos hacia el interior para conocer otros caminos. Llegamos así a Catemaco, ciudad de brujos y sanadores, situada al borde de la laguna homónima y rodeada de cerros con sus veinte y pocos mil habitantes, ideal para descansar y relajarse luego de tanto stress!!! 

Hay muchas opciones para entretenerse, en especial navegar en la laguna, aunque nosotros nos conformamos con unos mates a la orilla. Desde aquí se pueden visitar varias cascadas y playas, todo enmarcado en la rica Reserva Biósfera de los Tuxtlas, antigua región Olmeca, civilización que se considera la base de las culturas mesoamericanas, famosa por sus esculturas de cabezas gigantes talladas en piedra.
Y llegamos a la cuatro veces heroica Villa Rica de la Verdadera Cruz, hoy Veracruz, como lo hiciera en su momento Hernán Cortés, solo que un poquito más cómodos y sin espadas!! Como entramos por el sur visitamos primero Bocas del Río, una ciudad satélite muy “chic” que creció tanto que quedó pegadita a nuestro destino. Bordeando toda la costanera, llegamos al centro. La más antigua resultó ser de las más modernas, con altos edificios, anchas avenidas y un puerto con muchísimo movimiento mercantil. Pero algunos vestigios quedan de los siglos pasados, en especial alrededor de la plaza de armas donde todos los días hay algún evento al aire libre, donde los veracruzanos con sus mejores galas se ponen al bailar al son de una música con estilo caribeño. Y claro, como buena ciudad portuaria fundada en el siglo XVI, tuvo las más variadas influencias culturales hasta conformar al típico “jarocho”: africana, por los esclavos traídos para trabajar; cubana, por la cercanía con la isla; europeas, por los inmigrantes de distintos países del viejo mundo que buscando una vida mejor, entraron por aquí y decidieron quedarse; más los que ya estaban, un verdadero “crisol de razas”. Salvando las distancias, una historia migrante muy parecida con la de Buenos Aires.
En los alrededores aún quedan algunos edificios con amplias recovas y restos de algún fortín que fuera parte de la antigua muralla que ya no existe. Frente al puerto, el Fuerte San Juan Ulúa, que quedara unido al continente por las escolleras del puerto. La construcción de esta reliquia se inició en 1535 y no solo sirvió como protección de barcos y defensa contra el ataque de piratas, sino que fue centro de luchas por la conquista de México en varias ocasiones e incluso funcionó como cárcel, una de las más terribles, en donde estuvo preso el mismo Benito Juarez.
Y aquí nos dimos unos ricos gustitos: un típico pescado a la veracruzana y un buen arroz a la tumbada, a los que siguieron una caminata por el malecón, el imperdibe “lechero” o café con leche de La Parroquia y visita al museo de la ciudad para conocer en más detalle la historia. Dejando atrás la ciudad, nos hicimos una escapadita más al norte, hasta llegar al pueblo de Villa Rica: Según los datos que se exponen en el museo que visitamos, Veracruz sufrió cuatro fundaciones diferentes. La primera y la cuarta y definitiva en el lugar que ocupa actualmente, la segunda unos 70 km más a norte en donde hoy se encuentra Villa Rica y la tercera entre medio, en la actual ciudad de La Antigua. En las playas de Villa Rica, se estima que fue el lugar en que Hernán Cortés estableció contacto con las tribus totonaques, que habían sido sometidas por los Aztecas, y decidiera entonces una estrategia para enfrentar a Moctezuma. Es aquí también donde decide desarmar sus embarcaciones para evitar el abandono de sus hombres. Desde aquí se pueden visitar las ruinas de la antigua ciudad totonaca de Quiahuiztlán (el lugar de la lluvia) en las laderas del Cerro de los Metates. Si bien no quedan rastros de esta parte de la historia, las ruinas, las playas y las vistas son dignas de una escapada.
Este desvío hizo además que pasáramos a conocer la capital del estado, la ciudad de Xalapa, entre medio de cerros que definen su diseño, muy bonita por sus jardines y parques, pero como toda capital, muy bulliciosa y agitada, por lo que al día siguiente nos fuimos a la tierra de la Talavera, pero eso queda para la próxima entrega. Un beso muy grande y como dijera Les Luthiers, sigan siguiéndonos!!!!


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