Nosotros

Nosotros

Un concepto diferente de hacer turismo

Cuantas veces uno siente la necesidad de romper con las estructuras y hacer algo distinto, algo fuera de lo normal. Cuando por fin uno se anima a ser “un poco loco” y tiene además la fortuna de cruzarse con otra persona con las mismas inquietudes y falta de cordura, pueden surgir cosas maravillosas como lo que sucedió en esta historia.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Q. ROO


Como el impás en la escritura se debió en primer lugar a que estuve un poco vaga y en segundo a nuestro año laboral en Cancún, Estado de Quintana Roo, no puedo pasar por alto esta región, así que me dispongo a contarles un poco lo que fue ser por un año “dignamente cancunense y orgullosamente quintanarroense”, como dicen por ahí...o era al revés?


Para ponernos en tema, recuerden que allá lejos y hace tiempo les había contado un poco nuestra triunfal entrada a México por Chiapas, y nuestra visita a los atractivos del lugar, terminando en las Ruinas de Palenque. De ahí seguimos ruta hasta llegar a la ciudad cabecera de este estado de la costa caribeña, Chetumal. Ahí fue nuestro primer encuentro con los famosos tacos al pastor, recuerdo que nos acompañará por siempre porque no he encontrado hasta el momento otros tan ricos!!!! La ciudad en sí no tiene mucho que ofrecer turísticamente hablando, y para excursiones ya no quedaba presupuesto, así que al día siguiente seguimos rumbo a Tulúm, y ahí fue el flechazo: aguas turquesas, bahías calmas, arenas blancas y puro verde en los alrededores, todo bajo la imponente guardia desde los acantilados de “El Castillo”, ruina de un edificio maya que oficiaba de faro durante la época de esplendor de la antigua ciudad de Zamá.

Pasamos Semana Santa acampando acá y visitando la Reserva de Sian Ka'an o “Puerta del Cielo”, otras playas paradisíacas y solitarias. Pasada la locura de las pascuas, nos fuimos a Playa del Carmen, a conocer esta ciudad que tanto aman los argentinos, y ahí entendimos: Mar Caribe, una peatonal muy extensa, y mucha oferta gastronómica, es la combinación perfecta!

La parte más linda de hoteles y playas está en la zona de Playacar, es un sector más exclusivo hacia el sur, pero bien pegadito al centro. Y la peatonal, si bien no es costanera, va paralela a la misma, por lo que en casi todas las esquinas hay acceso al mar. Acá paramos en Gran Hostal Playa, un lugar con gente muy copada que nos dió una mano y la mejor de las ondas para lo que se nos venía....nos tuvimos que poner a buscar trabajo!!! – esto de ser pobre...ningún sponsor conseguido y como artesanos nos morimos de hambre, así que a laburar...

Curriculum en mano y vestidos de muñequitos de torta, recorrimos la Rivera Maya en la gran búsqueda y por esas cosas del destino, en el lugar que menos queríamos que saliera, fue el primero en salir, así que nos asentamos en Cancún. La ciudad habitada está totalmente disociada del Cancún turístico. No hay integración geográfica ni social, pero una vez adentro solo se trata de seguir el ritmo. Es muy normal que el cancunense no visite la playa, porque queda lejos de sus casas, y si además trabaja en la zona hotelera, en su día libre ni se le ocurre volver para ese lado. Además los accesos públicos son bastante limitados y todo el entorno está orientado casi exclusivamente al turista estadounidense. Para los que no conocen, intenté hacerles un gráfico, pero mejor googlemaps y listo.

Nosotros a pesar de esto, aprovechamos bastante porque debo reconocer que la playa es hermosa, tiene un azul celeste tan profundo y transparente que no he visto en ninguna otra de la zona (pero esto solo se da entre el km 10 y el km 20 aprox. por si buscan hotel) aunque el mar es muy picado y la costa es sumamente ventosa casi todo el año (entre los km 0 y 10 las aguas son más calmas pero no tienen ese color único).

Los alrededores también son muy lindos: Puerto Morelos, a solo 20 km, es el paraíso de la comida de mar, pescados y mariscos recién sacados del agua, riquísimos, y unas aguas super tranquilas, porque al igual que Tulúm, están protegidas por un arrecife que corta las olas, no tan blancas ni azules pero si muy cristalinas. Surfers abstenerse!!!

Hacia el norte Isla Blanca, también solitario y muy virgen, ideal para no ver a nadie. En frente teníamos a Isla Mujeres, otro paraíso de la paz y la gastronomía marina. La isla es tan pequeña que se puede recorrer perfectamente caminando o se alquilan carritos de golf para la vuelta al perro. Acá fuimos porque Vale y Dani nos regalaron el ferry...bueno, los tickets.

Un poquito más allá está Isla Holbox, esta es mágica, super tranquila, donde uno puede ver el atardecer cayendo sobre el mar, mientras toma una cervecita bien fría en algún chiringuito. El mar parece una laguna y no hay grandes hoteles sino pequeños hotelitos boutique, otro paraíso terrenal. Ideal para lunamieleros y para aquellos que quieren nadar con tiburones ballena.

Xcacel y Acumal, mecas de las tortugas, son otros dos lugares preciosos, en medio de la rivera pero totalmente ajenos a su estilo.

La ruta de los cenotes, esos pozos de agua dulce, dentro de cuevas y comunicados por ríos subterráneos, una experiencia diferente y también imperdible.

Claro, también visitamos ruinas, las de Tulúm, las más escénicas, al borde del acantilado y con el mar turquesa de fondo; y las de Cobá, con la pirámide más alta de la península.

Y los mejores recuerdos que uno se lleva, como siempre, la gente linda que uno conoce, Juan y Gise, una pareja con la que compartimos tantas tardes de mates y domingos de asadito, cómo se los extrañó cuando se fueron!; Felipe, nuestro vecino, horas filosofando y arreglando el mundo; y los compañeros del trabajo que se convirtieron en amigos y que siguen en contacto, el dream team!. Y algo muy especial que me pasó, liberar tortugas, que sensación única y maravillosa.

Así que después de todo, no fue tan malo.

Ahora sí que no se pueden quejar que no escribo, no?

Hasta la próxima entrega

Muchos besos

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