Nosotros

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Un concepto diferente de hacer turismo

Cuantas veces uno siente la necesidad de romper con las estructuras y hacer algo distinto, algo fuera de lo normal. Cuando por fin uno se anima a ser “un poco loco” y tiene además la fortuna de cruzarse con otra persona con las mismas inquietudes y falta de cordura, pueden surgir cosas maravillosas como lo que sucedió en esta historia.

jueves, 7 de marzo de 2013

Machu Picchu

A Machu Picchu se puede acceder de diversas maneras, dependiendo del dinero y el tiempo con que se cuente. La forma anhelada y mágica es recorriendo el famoso Camino del Inca, cuatro días de trekking por la selva en carpa a precio Hyatt…eso sí, ingresando al santuario por la mítica Puerta del Sol!!

La más tradicional y utilizada por la gran mayoría, especialmente cuando se visita con paquete armado de determinada cantidad limitada y organizada de días, que dependen de las vacaciones de la gente normal, es con el conocido tren de Perú Rail que recorre la ruta Cusco-Aguas Calientes . La tarifa para extranjeros de este servicio está sobrevaluada, o en otras palabras, ES CARÍSIMA!!!  Sale USD 56 por persona por tramo (lo que varía por temporada y tipo de vagón)…teniendo en cuenta que la ruta es de solo 110 km, nos pareció un poco exagerado…como turistólogos entendemos que las entradas a museos o parques nacionales tengan un valor diferenciado entre residentes locales, nacionales y extranjeros, hay varios motivos que justifican esto (pago de impuestos, acceso al patrimonio, etc) pero cuando se trata de bienes o servicios, permítanme expresar mi disconformidad ante esta situación discriminatoria, que ojo, también pasa en nuestra amada Argentina…
Pero bueno, descargo al margen, sigamos con la parte linda del relato. Como les decía, se accede caminando o por tren, porque ruta vehicular no hay…es decir, no podíamos llegar con el choique. Ahora bien, hay una ruta alternativa, que lleva más tiempo pero es un poco más económica y muchísimo más pintoresca. Se puede acceder con el auto, o buses hasta un pequeño pueblo que se llama Santa Teresa, que queda del otro lado de nuestro ansiado destino. Si bien en sí el lugar no es muy turístico, sirve de paso para esta odisea, por lo que hay bastante oferta de alojamiento…todo al estilo mochilero, nadie que se aloje en el Sanctuary Lodge hace esta ruta. Resguardado el choique, armamos la mochila para dos días y partimos muy tempranito en taxi compartido hacia el siguiente pueblo llamado Hidroeléctrica..nota al margen, Dios mío, como maneja esta gente por esos hiper angostos y super mega sinuosos caminos!!!
Una vez en Hidroeléctrica, existen solo dos formas de acceso, por tren (otra vez tarifa diferencial en dólares para extranjeros, no gracias!!) o por un plano, fácil y vistoso sendero que va al lado de las vías y que no lleva más de 2 o 3 hs de recorrido…3 en nuestro caso, no por falta de estado, sino porque no podía dejar de sacar fotos a los alrededores, ya que el camino pasa por en medio de la selva, a lo largo de un río, y además de hermosas aves, mariposas y flores, se comienza a divisar los primeros vestigios de aquello que era el motivo de esta aventura.
Llegados a Aguas Calientes, se nos largó una lluvia importante que por suerte no nos agarró en el camino. En medio de la preocupación de cómo estaría al día siguiente que iba a ser “el gran día” se cortó la luz en todo el pueblo porque al parecer un árbol había caído y había tirado un cable de alimentación, por lo que nos habían dicho que hasta el día siguiente no volvería la electricidad.
Pasada la lluvia, salimos a recorrer el pueblo, todo iluminado por la luz de románticas velas, cenamos y nos fuimos a dormir bien temprano porque al otro día teníamos que arrancar a las 5!!!
Emocionados, subimos en los buses que llegan hasta la entrada, camino que se puede hacer a pie, pero que lleva hora y media todo en subida…preferimos guardar las energías para lo importante. Cuando entramos a las 6 de la mañana, aún no había tanta gente, por lo que el impacto de ver, de descubrir semejante reliquia histórica enmarcada por ese conjunto natural tan perfecto, aún despoblada, y ante un amanecer diáfano, fue una sensación indescriptible…son esas ganas de decirle a todo el mundo, estoy acá, ya llegué!!!
El predio es inmenso, y nuestro turno para subir al Wayna Picchu, la montaña que custodia el santuario, era a las 7. No sé si fueron las ganas, la energía del lugar o qué misteriosa fuerza, pero en 40 minutos y adelantando a todo el que se nos cruzaba, llegamos entre los primeros a la cima. Si el primer contacto con Machu Picchu ya nos había colmado, la emoción que nos produjo el llegar hasta este punto fue aún mayor, como si todo a nuestros pies nos perteneciera…nos sentíamos los dueños de lugar. Desde ahí se entiende por qué se eligió construir aquí la ciudad sagrada de este gran imperio.
No me quería bajar más, pero claro, al rato empezó a llegar el resto de la gente y se puso un poco masivo para nuestro gusto… además quedaba mucho más por recorrer, así que a regañadientes y a empujones (de Carlos) emprendimos el descenso.
Antes de volver al sector principal, aprovechamos a bajar hasta un templo que queda dentro de esta montaña, y al que muy pocos se acercan por la dificultad del camino y porque oficialmente está cerrado. Es el Templo de la Luna, construido, parte con bloques tallados, parte con la piedra natural de la montaña, ya que se encuentra dentro de una inmensa cueva llamada la Gran Caverna.
Después de comer algo, nos pusimos en contacto con Lourdes, una guía del lugar, quien nos llevó, junto con otros dos turistas españoles, a meternos durante dos horas y media en el mundo incaico. No solo sabía muchísimo, del imperio y de los descubrimientos arqueológicos, sino que además le ponía una pasión a los que nos contaba, que nos hacía revivir la historia.
Concluida la explicación, la innumerable cantidad de fotos que tomamos y las de diez horas literales que pasamos dentro del predio, emprendimos el regreso a tracción a sangre, total todo lo que quedaba era en bajada. Muertos, pero felices y con la satisfacción del sueño cumplido, retornamos al pueblo que ya contaba nuevamente con luz. Al día siguiente a desandar el camino por las vías del tren hasta Hidroeléctrica y de ahí carrozados hasta Santa Teresa a reencontrarnos con nuestro Golito que ya nos extrañaba!!
 
En la próxima entrega se vienen las Líneas de Nasca, espero que les haya gustado el relato.

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