
Terminado el sobrevuelo que fue bien tempranito, partimos hacia el norte, esta vez ya conectando con la Ruta Panamericana. Nos fuimos directo a Huacachina, un lugar del que no sabíamos hasta hacía un par de días antes. Justo que estábamos por la zona,
Lesly nos menciona ese lugar y al día siguiente me llega un mail de Lili, mi teacher de toda la vida con fotos también de este paraíso…señal que no nos lo podíamos perder!!! Ah! A todo esto no les conté quien es Lesly porque todavía no escribí nada sobre nuestro paso por Bolivia (estoy buscando la inspiración, ya va a llegar…) …bueno, estábamos en Uyuni-Bolivia a punto de irnos al salar y fuimos previamente a desayunar a un lugar que nos recomendaron que se llama La Vicuña (excelente!!!). Nos ponemos a charlar con los chicos que estaban al lado…lo típico, de donde son, a donde van, ya hicieron tal excursión, etc…cuestión que eran Lesly, su hermano Pichi y Rodrigo, otro amigo. Nos cuentan que ellos eran mexicanos, pero que habían estado viviendo 4 años en Tucumán y ahora se habían mudado a Lima…10 minutos después el clásico intercambio de mails y 2 minutos después la invitación a quedarnos en su casa..y eso que teníamos unas caras de lokos esa mañana...igual no se asustaron, inconscientes, jajaj!! Así que ese es el resumen de cómo nos conocimos, ya les voy a contar lo mal que nos trataron en Lima, pero todavía me faltan unos kilómetros de relato para eso.

De Huacachina nos fuimos a Ica, donde se encuentran los mejores viñedos de todo Perú, y adivinen que hicimos?? Un sacrificio terrible…además si bien tienen unos vinos bastante buenos, en general el 80% de la producción no es destinada a este maravilloso elixir que nos gusta tanto a los argentinos (o a mí al menos) sino a su bebida nacional, a su marca, a su orgullo, señoras y señores, al PISCO! Y si uno se pregunta o aún tiene alguna duda de si es peruano o chileno, después de pasar por este país no les queda ningún tipo de duda…es más, hasta dormimos en la localidad de Pisco. Pero volvamos a los viñedos y a la cata…que lindo día, otra visita imperdible. Además tuvimos la suerte que nos recomendaran pasar por “El Catador”. Y más suerte aún, que lleno de visitantes porque es una de las bodegas tradicionales más importantes, todos los guías estaban ocupados así que para no hacernos esperar nos atendió Enrique, el dueño de la bodega, imagínense la dedicación y el cariño con el que nos llevó a recorrer las instalaciones…y después la degustación de las diversas preparaciones, exquisito!!! Digan que nos moderamos porque después había que manejar…recomendación, vayan en taxi, jajaj!!!

Y ahí sí, próximo destino, Lima…pero eso da para largo así que se los cuento otro día.
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