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Puerto Obaldía es una pequeña base militar, punto de entrada a Panamá (o de salida, según como se lo mire...)Lo primero fue pasar por el cuartel, donde nos revisaron TODO el equipaje, desarmaron por completo las mochilas y hasta olieron un perfume para ver que no fuera droga diluida.
Acto seguido, vino una oficial mujer y me lleva al baño y se empieza a poner guantes de latex, la miré con cara de pocos amigos, le dije que ni se le ocurriera, que me volvía a Colombia si pensaba que me iba a revisar (mientras mentalmente elegía si me convenía protagonizar escenas de alguna película cómica o de tener que desandar el hermoso camino que habíamos hecho hasta el momento). Por suerte se sonrió, me dijo que solo me sacara el calzado y las medias, que era lo que tenía que revisar y que eso era todo. Aliviada, me saco las zapatillas, junto con 3 litros de agua de lluvia y otros 3 de agua de mar, que entre el diluvio y las sacudidas del bote, había acumulado durante el último tramo.
Lo siguiente fue migraciones, pero ese día no estaban con ganas de sellarnos así que tuvimos que volver a la mañana siguiente, vaya uno a saber por qué.
De ahí derechito a comprar los pasajes de Air Panamá, única línea
aérea que llegaba solo 2 veces por semana. Ya tranquilos y con la
reserva confirmada, nos alojamos en la pensión de Cande... la otra
estaba cerrada, era eso o un banco de la plaza...y llovía y llovía...Hago un paréntesis para describirles este imperdible lugar:
Rodeado de un mar rocoso y un morro selvático donde te dicen que no vayas a caminar porque te podés perder y hay células de guerrilleros, este pequeño poblado cuenta con una pensión (la de Cande), un hostal (cerrado por refacciones), dos almacenes, una panadería salvadora, una plaza, unas veinte casas, un local dentro de una casa que oficia de cyber / central telefónica / agencia de viajes / correo / Wester Union / y otros rubros, una pequeña pista de aterrizaje, un muelle y dos motos para dar la vuelta al perro.
...y llovía y llovía.....
Agradecidos de haber conseguido vuelo para el día siguiente y no tener que esperar otros 3 días en este paradisíaco destino, lleno de vida y actividades recreativas para hacer, finalmente nos tomamos la nave de 17 plazas y una hora más tarde, llegamos al aeropuerto doméstico de la capital panameña. Nos tomó 2 horas más, cronometradas por reloj, salir del aeropuerto. Motivos: si entrás por el Darien, seguro sos narco...en nuestro caso era la falta de recursos, pero ellos vuelven a tomarse tooooodo el tiempo del mundo para revisar pasaportes y equipaje de los 17 pasajeros, te hacen un cuestionario los de migraciones y otro la policía aeroportuaria, todo esto mientras revisan sus celulares, mandan mensajitos, etc...yo le hecharía la culpa a la inoperancia y falta de profesionalismo, pero si hablo de esa forma, después dicen que los argentinos somos arrogantes.... Lo más triste fue que me creí en serio la publicidad con el Ministro de Turismo/Cantante, Rubén Blades, con eso de “que las sonrisas son gratis”, no era ni cerca la bienvenida que me esperaba en Panamá, (y durante el resto de la estadía no varió mucho...simpáticos las p...#$%..!!!!!) Igual cuando les pedí su teléfono para quejarme, no sé porqué pero no me lo quisieron dar, estaría de gira, jajaj!!! Finalmente, luego de todo lo que les conté (y de lo que no, para no extenderlo más) llegamos a Panamá City, YES!!!!!!
Ah!!! pero... pará pará pará...falta algo importante...EL CHOIQUE!!!!
Les resumo, el auto viajó directo de Cartagena a Colón (Puerto en el
Caribe de Panamá) en unas 12/15 hs en barco carguero. Parece sencillo
no? NOOOOO, tardamos 10 días desde que iniciamos los trámites hasta el
reencuentro...desde el 28 de noviembre a las 7.30 hasta el 7 de
diciembre a las 16.30...siempre faltaba un sello, y te lo iban diciendo
de a uno....igual que en casa...agotador!!!! Después de eso sí que se necesitan vacaciones,
no? Jajajaj!!!!La parte linda: la amabilidad de las chicas de NAVES de Colombia, empresa por la que mandamos el auto, que se portaron super (en Colombia...porque en Panamá no fue lo mismo); las anécdotas para recordarlo y reirse; la experiencia de haberlo hecho y la conciencia de tener la certeza de no querer volverlo a hacer; y por supuesto, gente linda que nos cruzamos a quienes espero que se les estén dando las cosas que buscaban.
Muchos besos y gracias por “seguir siguiendo” nuestras historias.
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